Del control a la observación
El yoga sin despertar la consciencia (el Atman) es cómo la paella sin arroz; puede que esté muy bueno, pero no tiene sentido. Es por eso que los sabios distinguían las cuatro claves fundamentales del Yoga:
Karma yoga: todas las técnicas necesarias que nos lleven al estado de yoga o despertar
Bhakti yoga: todas las prácticas de comprensión, purificación y transmutación de nuestras pasiones dominantes, o estados emocionales personales
Gnana yoga: todas las prácticas intelectuales que a través de la comprensión, indagación y discriminación me lleven a conocer la Verdad última de mí mismo
Raya yoga: la práctica de la meditación
Una vida en la que practico estas "cuatro patas" del Yoga me llevará gradualmente a la Realización del Ser.
Hoy quería remarcar la importancia de pasar del estado de control al estado de observación. No es que se pueda pasar de golpe, sino poco a poco y con constancia.
Cuando estamos completamente identificados con la mente y sus pensamientos, eso nos lleva a temer la vida. Nos manda nuestro piloto automático de "sobrevivir". El modo supervivencia trata de "controlar" todas las variantes en la vida, en las relaciones, nuestro comportamiento, los resultados... absolutamente todo; porque hay miedo.
En vez de darse cuenta de que es imposible desde nuestra posición conocer todos los datos y variantes de la vida, nos empeñamos en que "todo salga según nuestro propio plan". Nos aferramos a lo que pensamos que "debería ser", en lugar de "a lo que es" y abrirnos a la incertidumbre.
NO es que no haya que tener planes, el problema es que desde la identificación mental , nos estrechamos. No vemos más allá y pretendemos controlar todo y controlarnos. El fruto del control es la tensión y el sufrimiento. Pues la Vida en toda su plenitud siempre nos sorprenderá.
La mente trata de controlar lo incontrolable, y salimos perdiendo.
En vez de querer controlar uno aprende a través del yoga a OBSERVAR MÁS. En vez de objetar, insistir, argumentar, criticar,querer controlar emociones....abrirse a estar PRESENTE. En vez de resistir, PERMITIR.
Lo cierto es que lo único que podemos "controlar" es nuestra respuesta. No la vida y los demás.
Para ello uno ha de estar despierto, practicar pararse y presenciar abiertamente lo que ocurre muchas veces al día.
Curiosamente cuando relajas, observas en vez de controlar, vives más en paz y sientes la vida más amistosa; dejándola ser lo que ES.
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